Opinion

Mi ventana óptica – Un colapso moral

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He hablado sobre la necesidad de que los quisqueyanos nos aboquemos a una Revolución Moral, porque al parecer, no vamos bien, llevamos un rumbo equivocado, que nos obligará a redirigir las ideas y asumir mayor compromiso ciudadano para no ser sorprendidos en nuestra buena fe.

La Patria es como el niño indefenso que sus padres y familiares abandonan a merced de la impiedad, por eso, el titular de esta entrega, me lo apropié del cantor del pueblo, nuestro Ramón Leonardo, que como cualquier trinitario, siente esa preocupación de que no estamos en el camino correcto de la historia y podemos pagar un alto precio.

El amor por la nación nos lo erradicaron de la escuela, espacio donde el niño y futuro ciudadano comienza a entender de su gentilicio y compromiso con ese pasado histórico, para no andar como quien olvida de dónde viene, que tampoco sabrá hacia dónde va, de eso se han aprovechado sectores que desde afuera conspiran contra La República Dominicana, para que hoy estemos con la soberanía diezmada, por componendas de empresarios y políticos comprometidos con organismos internacionales macabros.

Es por lo que no vemos a los partidos y sus dirigencias fijando posiciones firmes ante la amenaza que se cierne sobre el país. Para el PLD, FP y otras organizaciones no está pasando nada, porque ellos han sido convencidos de que debemos sucumbir ante pretensiones de la ONU y sus lacayos que desde el gobierno de Abinader y la sociedad civil hacen el trabajo sucio.

Eso obligó el parto de un joven llamado Ángelo Vázquez, que, con una réplica de la Trinitaria, ahora Antigua Orden Dominicana, viene en su defensa seguido por su pueblo, pues de eso se trata, enfrentar a quienes financian desde el presidente a congresistas y voces mercenarias del periodismo para despojarnos del país.

No es casual, que mientras a las dominicanas las planifican para no tener muchos hijos, con las haitianas no hacen lo mismo, para que les dejemos nuestros hospitales a esas parturientas y en unas décadas nosotros pasaremos a ser extranjeros en nuestra propia tierra. ¡Despierta dominicano!

La preocupación no sólo viene de un referente ético y moral como Ramón Leonardo, somos muchos los que sentimos que nos arrebatan la patria de las manos, mientras nos distraen con insignificancias. Ni siquiera entendemos, que convivimos con un enemigo al que no podemos deportar, extremadamente peligroso, porque duerme, come y desayuna con nosotros.

Como periodista, entiendo el deber de defender causas sin importar razas, ideologías o credos, pero cuando lo hago por prebendas, sólo soy un mercenario, carente de respeto por el oficio y la sociedad a la que me debo. Por eso, repito, “el haitiano, no es el enemigo”, sino, quienes en busca de su gloria personal apuestan a todo para escalar socialmente.

Pero quienes tenemos compromisos con Duarte, Los Trinitarios y Restauradores, debemos prepararnos para combatir a un enemigo que día y noche nos acecha, para que en cualquier amanecer nos encontremos sin el gentilicio heredado.

Cuando la clase política y empresarial son tan corruptas, el colapso moral de la sociedad es eminente y si seguir esos ideales significa ser racista y xenófobo, yo, con orgullo, acepto esos epítetos y pido que la próxima marcha sea al Ministerio de Educación, a exigir la Historia Patria que oscuros intereses sacaron de las aulas.

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