Opinion
Cultura viva – “El Fabulista Principiante”
A José Núñez de Cáceres (1772-1846) se le debe recordar más más por ser el político de las luchas independentistas en nuestro país contra España, y, llegando a proclamar en 1821 la Independencia Efímera; que por su importante producción literaria, en particular, la Fábula. Además, poeta, catedrático, rector de nuestra Universidad Santo Tomás de Aquino. “La figura más brillante en el período de la España Boba”. (E. Rodríguez Demorizi).
Reconocido por especialistas literarios como el primer fabulista dominicano y uno de los primeros en Hispanoamérica, y, el primer dominicano en usar la literatura para la denuncia social y política. “El Fabulista Principiante” es el seudónimo utilizado por Núñez de Cáceres para firmar sus producciones literarias, las cuales publicaba en forma de poemas generalmente en el periódico El Duende, fundado por él.
También escribió en El Relámpago y El Telégrafo Constitucional de Santo Domingo. Igualmente, en Caracas y Maracaibo (Venezuela) publicó algunas de sus fábulas, paralelamente con su trabajo como periodista. Trabajó en Cuba y, finalmente se estableció en México en donde fue designado Fiscal de la Corte Suprema de Justicia y declarado Ciudadano Ilustre de Tamaulipas, y en la nación de Benito Juárez, falleció.
El investigador Enrique Anderson Imbert catalogó a Núñez de Cáceres “como uno de los primeros autores criollos de fábulas de Hispanoamérica” consignado en su antología “Historia de la Literatura Hispanoamericana”. Reforzando el contenido comprometido de su obra, la escritora Bethania Ortega afirma: fue “un pionero del uso de la literatura social y la política anticolonial”.
José Núñez de Cáceres tenía un concepto definido sobre la fábula. Lo expresa en el siguiente fragmento de su carta publicada en El Duende el 3 de junio de 1821. Dice así: “Ni otra cosa en las fábulas se busca, que corregir los vicios de los hombres, y que el sutil ingenio obras produzca. Al cabo de veinte siglos vengo yo a repetir la misma protesta a precaución de cualquiera maligna inteligencia que se pretenda dar a mis apólogos, porque estoy en ánimo de no dejar el trato familiar de los animales, y de sacar a luz cuanto descubra en ellos…”
Su producción consta de doce fábulas, entre ellas: El conejo, El lobo y el zorro, La araña y el águila, El abejarrón y la abeja. De esta última transcribo la parte correspondiente a la moraleja:
“Trata de demostrarnos el cómo los hombres somos intolerables ante los defectos de los demás y se valen de ellos para humillar, pero no se dan cuenta de que las virtudes, aunque pocas, son las que ayudan a construir una sociedad mejor”.
“El Fabulista Principiante”…brillante fabulista…no editado…olvidado.