Opinion

Sistema resiliente bomberos de Santiago

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Era una tarea inconclusa hasta que la gestión del alcalde Ulises Rodríguez tomó ese toro por los cuernos. Al fin, se reinician las labores abandonadas por más de 15 años, para culminar la sede central de los bomberos. En coherencia, el Ministerio del Interior debiera multiplicar por 10 su apoyo financiero a los bomberos de Santia­go.

Nueva sede que el alcalde y los 41 regidores, ya denominaron por ordenanza municipal, José Enrique Sued, ciudadano primigenio que lideró desde su origen esta institución y estableció las raíces organizativas de servicio, unidad y compromiso con la seguridad ciudadana.

Una ciudad que sobrevive a incendios, terremotos e inundaciones, debiera ser, como lo será, la más resiliente del Caribe y Centroamérica. Este resultado se robusteció a partir de ayer martes 9 septiembre, cuando se reinició con fuerza, la esperada moderni­zación del sistema de bomberos de Santiago.

La única emancipación de las naciones de América que militarmente fue precipitada por un gran incendio, fue la restauración de la Independencia Dominicana a partir del 6 de septiembre 1863. Tropas cibaeñas incineraron de arriba abajo la ciudad de Santia­go de los Caballeros.

En un santiamén murieron cientos de personas, se quemaron, carbonizaron y desaparecieron archivos civiles, eclesiásticos, notariales y familiares conservados por si­glos. La ciudad se incendiaba, los españoles corrían aterrorizados y nueva vez las chispas iluminaban, el espíritu glorioso de la Patria.

El Cuerpo de Bomberos de Santiago tiene 131 años. Es la estructura decana de todos los sistemas de protección contra incendios de República Dominicana y de muchas naciones centroamericanas. Fue creado el 27 de febrero de 1894.

La modernización de los bomberos está prevista desde el primer plan estratégico. Además de esta nueva sede, debiera contemplarse el aporte de tecnologías, transporte, equipos y reforzar otras sedes. Necesidades que fueron identificadas por estudios que en su momento apoyamos. Se impone, además, tecnologías para contener incendios fores­tales que, con el cambio climático, elevarán su frecuencia.

Además, los bomberos deben seguir entrenándose. Realizar simulacros periódicos y especializar el cuerpo de bomberos con técnicas modernas de procedimientos de prevención y atención a emergencias.

Finalmente, hay que dotar a los bomberos de los medios para dar respuesta precoz a situaciones de emergencia. Formular una ordenanza para imponer masivas inspecciones, certificaciones y penalizaciones por las condiciones de seguridad de edificaciones.

Con un centro histórico de madera por donde circulan 20 mil millones de pesos ­anuales, debiera lograrse un buen sistema de respuesta temprana ante desastres, gestión de riesgos y contención de amenazas.

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