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Opinion

Escogencia de los nuevos miembros de la Cámara de Cuentas

Esta semana el Senado de la República se abocará a la escogencia de los cinco miembros de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana (CCRD), de las cinco ternas de aspirantes (15), seleccionadas por la Cámara de Diputados, quienes regirán el destino de esa institución rectora de la fiscalización externa de los recursos públicos, por los próximos cuatro años, de acuerdo a la Ley 18-24 (antigua 10-04).

Esta institución dejó mucho que desear en los últimos dos periodos, pues los miembros de los plenos se vieron involucrados en grandes escándalos, conflictos internos, enfrentamientos y acusaciones que rayan en lo moral y en lo ético, además del gran desprestigio, cuestionamiento, descrédito y descon­fian­za, generados por su inoperancia y la denuncia de modificar (maqui­llar) los resultados de las escasas auditorías realizadas.

Por primera vez en la historia republicana, un órgano oficial, como lo es la CCRD, (la gestión 2016-2020), fue intervenida mediante el uso de la fuerza pública, por negarse a suministrar las informaciones solicitadas por la Procuraduría General de la República (PGR), por orden de su incumbente, la licenciada Mirian Germán Brito, en la que le fueron incautadas las computadoras y otros equipos tecnológicos.

Lamentablemente, a esa institución ni a los miembros del pleno de la misma, se le aplicó un régimen de consecuencias, tanto por la PGR, como por el Congreso Nacional.

Para la escogencia de los miembros de la CCRD no siempre impera ni se aplica la transparencia y el criterio de independencia de quienes los escogen, pues no se toma en cuenta la capacidad técnica profesional, experiencia, honestidad, ética, moral y vocación de servicio que reúnen muchos de los aspirantes a formar parte de esa importante ins­titución fiscalizadora de los recursos públicos, los cuales no son tomados en cuenta.

La CCRD debe ser un ejemplo y un modelo a seguir en cuanto a transparencia, pulcritud y rendición de cuentas para las demás instituciones del Estado. La mayoría de las veces, para dicha escogencia, predominan los intereses políticos, partidarios y de grupos sociales por encima de los nacionales.

Nuestro país ya no soporta más escándalos, actos de corrupción y distracción de los recursos públicos, responsables de que la canasta familiar se haga cada día inalcanzable para los sectores vulnerables y de bajos ingresos; que la deuda externa, la evasión fiscal sean cada vez más alta; los servicios públicos básicos y que la seguridad social y ciudadana sean cada vez más deficientes.

Desgraciadamente, así como marcha el Congreso Nacional, salvo algunas excepciones de quienes lo conforman, cada vez más deficiente, desprestigiado e inoperante, así también se ha querido y se quiere conformar una CCRD que responda a sus intereses.

El Congreso Nacional ha tenido y sigue teniendo una gran responsabilidad y culpabilidad con el mal manejo de los recursos públicos y con los actos de corrupción que cometen muchos funcionarios públicos. Primero, porque es el poder del estado que escoge a los miembros de la CCRD, y segundo, porque forma parte fundamental del Sistema Nacional de Control de los recursos públicos, el cual está constituido por la CCRD (control externo), la Contraloría General de la República (control interno), el Congreso Nacional (control político) y el Control Social (la sociedad, representada por sus instituciones).

Como podemos observar, el Congreso Nacional tiene facultad para destituir, interpelar, someter a la justicia o realizar un juicio político a los funcionarios que violen la ley, cometan actos de corrupción, realicen manejos inadecuados o distraigan los recursos públicos.

Ya existen denuncias y grandes críticas a la Comisión de Cámara de Cuentas de la Cámara de Diputados, por la forma cómo se realizó la escogencia de las ternas de los aspirantes a formar parte del pleno de la nueva CCRD, por lo que se continúa haciendo más de lo mismo, cometiendo y aplicando las acostumbradas marrullas en dicha selección, por lo que los recursos del presupuesto nacional se continuarán tirando por la borda, sin que se aplique un régimen de consecuencia.

No nos sorprendamos si con esta escogencia se produzca una nueva crisis institucional, pues “de aquellos polvos vienen estos lodos”. Que Dios nos coja confesados.

Alfredo Cruz Polanco

El autor es Contador Público Autorizado

Máster en Relaciones Internacionales

Ex Diputado al Congreso Nacional y

Miembro de la Cámara de Cuentas de la República 2010-2016

Opinion

Un Momento – Francisco, el amigo

Tuve el privilegio de conocer a Jorge Mario Bergoglio antes de que el mundo lo llamara Papa Francisco. Coincidimos en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y, desde entonces, se forjó un vínculo profundamente fraterno. Con el paso del tiempo, incluso después de su elección como Pontífice, mantuvimos el contacto. Tuve la dicha de visitarlo en varias ocasiones en Roma, y en cada encuentro compartimos palabras cercanas y alguna que otra broma, con el buen humor que siempre le caracterizaba.

Hace pocos años, me emocionó recibir sus saludos y recuerdos personales enviados a través de un alto eclesiástico que nos visitó. Fue un gesto que confirmó, una vez más, que Francisco nunca dejó de ser, ante todo, un amigo. Hoy, su partida nos llena de pesar, pero también de gratitud por su vida entregada al Evangelio. Nos toca rezar por su alma y por el cónclave que se avecina, confiando en que el Espíritu Santo guiará, como siempre, a la Iglesia en su camino.

MonsHasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.

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Opinion

Cultura viva – La Guerra de Abril de 1965: ¡Para que nunca se olvide!

Con esta emblemática foto tomada durante la Guerra de Abril del 65, Cultura viva rinde homenaje a los héroes y mártires constitucionalistas que lucharon con dignidad patriótica por restablecer el orden constitucional perdido por el funesto Golpe de Estado de 1963.

La imagen se tornó en mundialmente famosa, y, fue seleccionada como una de las cien mejores del siglo XX. Es de la autoría  del fotorreportero  Juan Pérez Terrero. Fue tomada en julio de 1965 en la calle El Conde esquina Espaillat de la Zona Colonial (Zona Constitucionalista, entonces) de la capital dominicana, donde se desarrollaron parte de los hechos bélicos y sede del Gobierno Constitucional presidido por el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

El joven dominicano de la foto se llamaba Jacobo Rincón, de 25 años entonces, chofer y, tiempo después ofreció su testimonio. Ese día un soldado norteamericano le trató de obligar a recoger basura, a lo cual él se negó en forma desafiante y firme. (Bono Cimarrón).

Hoy, 24 de abril se cumplen sesenta años de aquellos importantes hechos y propicia es la ocasión para sugerir que esa historia nuestra no se olvide con la realización de actos culturales al efecto, y de paso, a la luz de nuevos documentos, revisar los textos académicos para que los mismos sean actualizados o insertarlos en aquellos inexistentes.

Loor a los héroes y mártires de abril del 65. ¡Para  que nunca se olvide!

“A luchar soldados valientes,

Que empezó la revolución,

A imponer los nobles principios,

Que reclama la constitución.

Desgarró la noche serena,

La sirena de la libertad,

Cual clarín que llama a la guerra,

Defendiendo la Patria inmortal”…

(Fragmento Himno de la Revolución.

Autor: Aníbal de Peña)

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Opinion

Leyendas de La Joya

Han pasado 89 años desde que el general Trujillo descendiera a caballo al barrio La Joya, para visitar a Foro. Un boticario resi­dente en una zona fundacional de Santiago, extendida por 0.9 Km cuadrados de este a oeste; desde la calle 30 de marzo hasta el río Yaque.

Ahí en la farmacia, Trujillo sin tirar un tiro, ­realizaría el reclutamiento intuitivo de mi abuelo. Supo enganchar por buenas razones, coacciones o negocios, el liderazgo popular. Foro como farmacéutico, dominaba la clientela que desde la Sierra bajaba a la avenida Valerio. El interés de Trujillo era integrarlo a la política y la venta de medicamentos Chevalier.

También era la época cuando Foro Gómez, José Armando Bermúdez Rochet y Antonio Trueba Colominas, examinaban la base comunitaria de La Joya. Intercambiaban opiniones sobre frecuentes intoxicaciones alcohólicas y tuberculosos de la Sierra que bajaban a examinarse y adquirir medicamentos a la farmacia.

Para Santiago, esas historias se suman a las andanzas cristianas del creador de la Sastrería Rey, mi padre. Costurero con fama de hilar sotanas para sacerdotes y obispos; y esmóquines para bodas.

Son leyendas coincidentes con otras de diversos dirigentes, cuyas madres, padres y abuelos generaron la identidad y sentido de pertenencia que nos caracteriza.

Cuando regresé desde el exterior a la PUCMM, en los años 90, recuerdo que Faruk Miguel me comentó en Centroamérica, “Reynaldo cuando retornes a tu campo, todo parecerá chiquito”.

Santiago es ejemplo de proyectos exitosos. Pero, para la ocasión faltaba el método que aportaría, el plan estratégico. También, la innovación que muchos cultivamos con monseñor Agripino Núñez en PUCMM y en la Liga Ciudadana, auspiciados por Juan José Batlle y Robinson Abreu.

Nos favoreció, asimismo, que en Santiago pocos dominaban la gestión de proyectos, las relaciones internacionales con agencias y la explicación científica no de críticas o problemas, sino de soluciones.

La referencia es La Joya. La magia socio-cultural, los negocios de la avenida Valerio y sus líderes. Duré casi 15 años residiendo ahí. Este período fue decisivo, aunque luego comenzamos a subir hacia áreas más dóciles.

En La Joya funcionaron más de 40 almacenes mayoristas, 15 lupanares, el hospedaje Yaque, el matadero de la ciudad, cuatro iglesias y decenas de escuelas. El carácter fue edificado al calor de la idiosincrasia joyera.

Esas vivencias nos forjaron al tenor de «Así se templó el acero» y el «Último de los mohicanos» de los novelistas Nikolái Ostrovski y James Cooper, respectivamente. Nos reconocemos como planificadores. De esos que antes de intentar ganar una guerra aplastante, organizan el éxito pacífico sin necesidad de cañonear y bombardear territorios.

Porque de acuerdo a Sun Ztu y Vo Nguyen Giap, el secreto del éxito en las guerras, es ganarlas, al evitar la pérdida masiva de vidas, previniendo el combate abierto y la batalla campal.

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