Sin ofender al liderazgo popular, las transformaciones de la seguridad social no pueden ser una lista de demandas al mejor estilo de un comité de lucha barrial. Menos, el resultado de tratativas entre empleados y empleadores. Las reformas tampoco deben surgir de un inventario disgregado de exigencias de asociaciones de profesionales. Si se va a transformar un sistema de 20 años de duración, es con reformas estructurantes y sinérgicas.
La primera reforma de la seguridad social, ley 87-01, es renovar la administración del sistema (Libro I). La excesiva cantidad de organizaciones y el poder de veto sectorial debieran ser modificados. La segunda, es contener las ganancias lucrativas para generar más ganancias colectivas del sistema de pensiones (Libro II). La tercera, es transformar el seguro familiar de salud, para que financie la atención primaria y garantice la salud colectiva (Libro III).
Las transformaciones genuinas, se plantean con carácter estructurante y sinérgico. Que un cambio fortalezca al siguiente, y el otro, robustezca los sucesivos, y viceversa. Si se transforma la administración del sistema, es para garantizar la atención primaria, donde los pensionados tengan garantizados servicios de salud resolutivos y una vejez protegida.
En 1948, se creó el Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS). Pasó más de medio siglo, para que la República, lograra ir más allá de la “caja de seguros” a un sistema de seguridad social (2001). En este período, también surgió mundialmente la atención primaria. Sin embargo, hoy por cada mil pesos que circulan en el sector salud, menos de 200 se invierten en el primer nivel de atención. Una reforma de la seguridad social genuina, debiera aportar coherencia entre seguridad social y atención primaria.
A diferencia de otras naciones, en RD nunca la estrategia de atención primaria, coincidió con el desarrollo del sistema de seguridad social. Todavía hoy, tenemos un sistema, sin atención primaria. Cuando en 1978, la OMS aprobó en Alma Ata la estrategia “Salud para Todos”, el IDSS nunca se involucró.
El punto de partida de esta renovación, debe ser la visión colectiva del cambio esperado. Visión participativa a surgir de una evaluación independiente. Los principales productos de la reforma, serían reducir mortalidades evitables, garantizar calidad de vida y elevar la esperanza de vida al nacer. Productos resultantes de una protección social universal.
Esta ola de reformas, sólo se asegura con un pacto nacional. Surgirá en una sociedad exigente que casi completó su transición demográfica, que transitó de una población joven a una envejeciente. Que asiste a un cambio en los patrones de enfermar, sanar o morir. Que pasó de desnutrición aguda a obesidad. Una nación en media isla, que asume parte de los servicios del medio país colindante.