El contagio con el coronavirus se ha diseminado en forma alarma especialmente en las provincias más pobladas y los grandes centros urbanos, como el Gran Santo Domingo, Santiago y San Cristóbal.
Un ambiente de temor cunde por todas partes, ya que la situación luce incontrolable, máxime cuando vemos tantas personalidades de la vida pública atrapadas por la enfermedad.
Es como si la situación estuviese fuera de control, y por lo visto es así. Las autoridades lucen desbordadas, corriendo detrás de algo que marcha con muchas millas por delante.
Ahora estamos pagando las consecuencias de muchos errores, en mayor medidas del gobierno, que no aplico la política de prevención y control correcta, en medio de la cuarentena y el toque de queda.
Cuando fue necesario iniciar la, apertura de las actividades, una gran cantidad de persona estaban infectadas, en su mayoría sin saberlo y salieron a las calles a propagar el virus.
A eso se agrega la tradicional indisciplina y dejadez de los dominicanos, muy proclives a tomar las cosas a relajo, sin importar la delicadeza del asunto que se trate.
Ahora estamos peor que a mediado de marzo, con mas contagios, muertos y nuestros centros asistenciales públicos y privados al borde del colapso, mientras la población se llena de temor.
Hoy muchos sectores se preguntan si será necesario nuevamente volver a una cuarentena, con todas las consecuencias negativas que ello implica, en especial para la necesaria reactivación de la economía.