En el Día de mi Santo debo recordar que llevo ese nombre precisamente por San Ramón y me lo puso mi padre. Y digo que quisiera parecerme mucho a San Ramón en su vida que se entregó enteramente por aquellos que estaban privados de libertad de muchos sitios. Yo digo de mí mismo que más que catedrático y polémico, yo quiero ser un hombre que ofrece la libertad, el hombre del altar, de la liturgia. Quiero ser un hombre de conversación sencilla, amigable, cercano, que busca ir con todos los seres humanos en busca de Dios, para amarlos, procurar que amen a Dios y para proclamar al mismo tiempo la misión del Señor. de él mismo. Todos somos hermanos.. San Ramón vivió en su día esta dimensión “todos somos hermanos” y ese mensaje sigue estando presente ayer, hoy y siempre, se llame uno Ramón o no se llame.
Hasta mañana si Dios, usted y yo lo queremos.