Prometiendo «disponibilidad incondicional a Dios», este sábado tomó posesión el nuevo arzobispo metropolitano de Santiago, monseñor Héctor Rafael Rodríguez, en un acto solemne de eucaristía celebrado en el salón multiusos de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.
En la ceremonia católica estuvieron presentes el presidente Luis Abinader, la vicepresidenta Raquel Peña, así como representantes del alto clero esclesiástico, encabezado por el nuncio apostólico en el país, monseñor Piergiorgio Bertoldi.
Previo a la homilía del nuevo arzobispo, el secretario del nuncio apostólico monseñor Jaín Méndez, realizó la lectura del nombramiento emitido por el Papa Francisco. «Y destacas por dones humanos y espirituales que le hacen idóneo para ejercer este oficio. Por consiguiente, de acuerdo al consejo para los obispos y en la plenitud de nuestra autoridad Apostólica te liberamos del vínculo con tu iglesia anterior y con gran agrado te nombramos arzobispo metropolitano de Santiago de los Caballeros otorgándote los correspondientes, derechos e imponiéndote las obligaciones que surgen de este oficio», expresó Méndez.
Aquí estoy hermanos de Santiago», dijo el arzobispo al iniciar su intervención, destacó tener sentimientos encontrados fruto del cambio tras pastorear como obispo durante ocho años la Arquidiócesis de La Vega.
Héctor Rafael Rodríguez se formó como sacerdote en agosto de 1977, siendo su formador principal el hoy obispo auxiliar mons. Valentín Reynoso.
Tener un clero grande como hermanos y que durante ocho años se convirtió en un ecosistema espiritual, pastoral y apostólico. Ahí está el sentimiento encontrado entre ese amor a ese ecosistema espiritual, apostólico y pastoral, versus el deber misionero de ir a donde la Iglesia me envíe», sostuvo Rodríguez.
Su misión
Señaló que su misión como arzobispo se centrará en tres cosas: enseñar el evangelio (la doctrina de la iglesia íntegra), anunciar el mensaje de salvación y santificar a través del culto.
Así mismo tendrá la disponibilidad incondicional a Dios y a sus hermanos, dar cumplimiento al programa de vida, dar la buena noticia a los que sufren, a los angustiados a los deprimidos, consolar a los afligidos, como mandó el señor.