El 25 de noviembre, jamás debemos pasarlo por alto, sin importar cuánto nuestros valores se hayan perdido, las causas de las Mirabal fueron y serán, ya no nuestras, si no, de la humanidad, pues fue en post de las libertades que tanto ellas, Rufino de la Cruz, como los conjurados del 14 de junio de 1959 ofrendaron sus vidas. A ellos les debemos el aire prístino que respiramos hoy como hombres y mujeres de pensamientos y acciones libres, loor por siempre a quienes nos mostraron el valor de la libertad.
El entretenimiento desde el gobierno sigue su agitado curso, descubrieron el agua tibia, “apresan traficantes de indocumentados”. ¿Y los que trafican parturientas? “Detienen camiones, yipetas y autos transportando ilegales”, titulares de prensa que buscan distraernos, mientras el país sigue invadido de haitianos por órdenes de Biden, ONU y complicidad del gobierno.
¿También profesores violadores? Al ritmo que vamos, en la sociedad no quedará un solo altar parado, la descomposición nos arropa, cuando congresistas y funcionarios andan de fiesta en fiesta entreteniéndonos, desde el religioso estuprador y mentiroso, al profesor, que ocupa esa función sólo por militancia política.
Una ADP, convertida en guarida de políticos corruptos, proxenetas y violadores de adolescentes que buscan el pan de la enseñanza, es alarmante como andamos hoy día, qué tan lejos ha llegado la descomposición moral y ética en los hogares dominicanos.
Resulta muy preocupante, que la actividad política, con el paso del tiempo haya degenerado en una especie de inmundicia para contaminarlo todo. Porque sólo eso explica, que un psicópata depravado llegue a las aulas a deformar en lugar de formar a hombres y mujeres del futuro.
El derrotero familiar tiene mucho que ver con esto, conocimos la que nunca estudiaba y siempre sacaba la mejor nota en el examen, valiéndose de la debilidad de un sujeto disfrazado de educador que comercializaba con la educación y las premiaba a cambio de placeres sexuales.
Que esa relación sea entre adultos, es menos cuestionable, aunque choca con la ética de la profesión del docente, pero lacera la simiente de cualquier padre preocupado al involucrar a un perverso adulto con una menor, como lo sucedido en San Pedro de Macorís, una niña con apenas 13 años, abusada por “profesores”.
El departamento de salud mental, si es que existe alguno, tiene la enorme tarea de trabajar con la afectada y su familia, para que una acción tan burda y grotesca no deje mayores traumas y ojalá, aparezca una justicia que haga escarmentar a estos delincuentes titulados.
Conocí de incidentes entre profesores y estudiantes, cuando ambos coincidían enamorados de la misma joven, el alumno caía en desgracia y a veces abandonaba el centro educativo, pero la alumna, se veía obligada a aceptar la propuesta del sujeto para no correr la misma suerte, pues de lo contrario, no le pasaba sus materias.
En un país donde los escándalos tengan que estallar para que la autoridad “investigue”, donde nadie supervisa nada y la gente tiene miedo de denunciarlos, no es mucho lo que se puede hacer para erradicar una práctica tan deleznable y común en escuelas, liceos y hasta en universidades, este comportamiento siniestro, terminará haciendo trizas a lo poco que en término de moral queda en una sociedad cada vez más desmoralizada y perturbada por escándalos como estos.
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