Al momento de escribir el presente escrito ya ha sido nombrado un nuevo Ministro de Educación, Ángel Hernández. Si es por recomendación, experiencia y su conocimiento ligado a este sector, es para que pueda hacer un trabajo. Es cierto, que a diferencia del anterior, no es un improvisado, es alguien ligado desde hace años, al sector educativo, que se le supone conocimientos, no solamente del aspecto didáctico, sino también, sobre la problemática de lo que acusa dicho Ministerio. No creemos en principio en que una sola persona es suficiente para llevar cambios a una determinada posición, sino se hace acompañar de un buen equipo. Por eso esperamos que esta designación, pueda ser el que oriente en dirección a ese conjunto de mujeres y hombres.
Ojalá y este nuevo equipo que ha llegado a este Ministerio sea el inicio de mejores destinos para todos los recursos que ha estado recibiendo esa dependencia desde el año 2013, cuando comenzó a recibir el 4 por ciento del presupuesto y casi el 16 por ciento del PIB.
Es mucho lo que se ha escuchado; lo que hemos visto; y aún se ve una educación estancada en la pata de los caballos. Aún con agenda importante pendiente y con temas por resolver aún mayores. Desde la creación de Politécnicos; hasta mejorar quienes imparten la enseñanza, porque es una de las piezas que se necesita reforzar, pero desde hace tiempo. De una deserción escolar que se incrementó de forma preocupante durante la pandemia. Y con escándalos e irregularidades recientes que marcaron la administración recién sustituida, que parecía más preocupada por la política, que por la mejoría de este renglón.
Si nos preguntaran, la percepción que tenemos, es como si el sistema educativo, hubiese estado de vacaciones prolongadas con un capitán que no tenía idea hacia dónde iba. Y desde un inicio no deseaba estar en dicha posición.
Ha sido un golpe duro para el primer mandatario, tener que asumir la postura de sacar a otro hombre de confianza, en este caso del punto de vista político, porque ya del ámbito empresarial, lo fue Macarrulla, no estén en el poder real; de una cartera como educación. A pesar del momento en que se da, esperar que lo que resta pueda ser oportuno para mejorar lo que no se pudo alcanzar en estos dos años anteriores que no se salió de un escándalo.
Ya lo hemos repetido hasta la saciedad. Este pueblo requiere que los grandes recursos que maneja educación comiencen a ser aprovechados para los fines que fue realizada su conquista y que comencemos a ver los resultados a través de las evaluaciones futuras de quienes imparten y de lo que reciben como enseñanza los estudiantes.
En manos del nuevo equipo, y quien dirigirá, se le reconoce como indicamos, la experiencia en el área y desde Santiago hemos visto a través de la Universidad Abierta para Adultos (UAPA), con el programa para personas que no tienen por su trabajo la disponibilidad de estudiar hacerlo en fines de semana, nocturna o por la vía virtual. Mucho antes que se conociera el valor de este último instrumento en la pandemia.
Por el bien de los estudiantes que son los más, como son los de la pública, que se haga el trabajo esperado y deseado por lo mejor de este pueblo. Que pueda romper con todo tipo de trabas corruptas; intereses de todo tipo y mejorar las notas que se han estado esperando desde el Ministerio de educación.
Se requiere más allá de la buena intención del primer mandatario. Se necesita como un conjunto, que cada uno de los que componen la maquinaria del gobierno, puedan hacer su trabajo para que realmente se puedan percibir los resultados como uno solo. Que quien asuma el Ministerio de Educación, pueda comprender cuál es el real objetivo de dicha posición y el fundamento para una sociedad que requiere a gritos un cambio.
José Jordi Veras R.