En la misma semana que nos azota un huracán el país inicia un año escolar en medio de aprehensiones, y con muchas dificultades como telón de fondo.
La falta de aulas que afecta a cientos de miles de alumnos, en una situación que no tiene explicación lógica, si partimos que ese renglón cuanta con recursos cuantiosos.
Próximo al inicio del año lectivo 22-23, el presidente Abinader nombró un nuevo ministro, en este caso un hombre con sobrada experiencia en el campo educativo.
Esa medida devuelve cierta tranquilidad a la sociedad, aunque ello no despeja del todo las dudas ante tantas situaciones no superadas, después de una década del cuatro por ciento para la educación.
Un gran reto tiene Angel Hernández en sus hombros y hay que esperar que encuentre la colaboración de la burocracia de ese ministerio, y también de la Asociación Dominicana de Profesores.
Mejorar el sistema educativo es algo de vital importancia para este país y también padres, madres y el estudiantado, deben hacer conciencia de esa realidad.
No podemos avanzar como país en medio de un mundo interdependiente y de alta competitividad, con profesionales y técnicos de bajo nivel formativo.
Se impone, por tanto, que todos trabajemos por el éxito de este año escolar, y una mejoría cualitativa del sistema, como una garantía de un día salir del subdesarrollo.