La leyenda de los Golden State Warriors de Stephen Curry sigue creciendo. Con el anillo conseguido esta noche ante los Boston Celtics, el equipo de San Francisco (EE.UU.) sumó su cuarto título en ocho años y extendió una dinastía que ya es historia dorada de la NBA.
Con la incorporación de juventud y energía con Andrew Wiggins o Jordan Poole, los Warriors terminaron terceros en el Oeste (53-29) en la temporada en la que por fin regresó Thompson a las canchas.
Curry, mientras tanto, seguía a lo suyo: destrozar los récords de triples.
Así, el genial base se convirtió en el primer jugador en la NBA en meter más de 3.000 triples y fue nombrado MVP del All-Star con una exhibición asombrosa de 50 puntos con 16 triples.
Faltaba por ver si el renacimiento de Golden State llegaba a las eliminatorias y no fallaron: eliminaron a los Denver Nuggets del MVP Nikola Jokic (4-1), sometieron a los rebeldes Memphis Grizzlies de Ja Morant (4-2), frenaron a los sorprendentes Dallas Mavericks de Luka Doncic (4-1) y reaccionaron en las Finales ante los Celtics tras ir perdiendo 1-2 (4-2 final).
Curry se llevó los titulares como MVP de las Finales pero no hay que olvidar el extraordinario trabajo de Kerr desde el banquillo, que lleva un impresionante balance de 22-2 en los playoffs puesto que solo ha perdido dos eliminatorias: las Finales de 2016 y 2019.