Opinion

En las condicionales

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A raíz de lo sucedido con el imputado y condenado, José Eduardo Ciprián Lebrón, (Chuky), el cual había sido condenado a diez años de prisión por participar en el atentado contra el expelotero de Grandes Ligas, David Ortiz, y que resultó muerto en un tiroteo en el sector Libertador de Herrera, en Santo Domingo Oeste. Su salida de prisión se produjo luego de que el juez de la Ejecución de la Pena de San Cristóbal, José Manuel Arias, le otorgara el beneficio de libertad condicional con fines de reinserción social, a través de un permiso laboral.

Mucha gente no podía comprender cómo ya estaba libre teniendo a penas un tiempo en prisión en la demarcación de San Cristóbal.  Y luego es que se pudo brindar la explicación ya enunciada más arriba.

Cuando vimos esto, nos colocamos en el mismo plano en que puede estar todo aquel que ha sido víctima de un hecho criminal y cada cierto tiempo tiene que estar en vilo buscando evitar que el imputado de su caso o algunos, si son varios, como el expediente que nos ocupa, para lograr que paguen los años a los cuales fueron condenados y más cuando se tratan de hechos graves, que fueron de connotación social, es decir, que no solamente fue afectado la víctima como persona física, o los familiares en caso de que haya fallecido, sino también la afectación es para la sociedad por igual.

La experiencia que hemos podido ver y sentir, en estos últimos cinco a seis años, luego de un proceso que duró siete años, es que si usted como víctima, no asiste a las solicitudes de Libertad Condicional de los Tribunales de Ejecución de la Pena, es casi seguro que usted un día se encuentre en las calles con uno de los que intentó asesinarle.  Porque lo más gracioso es otorgar los “medios libres” que es para permitirle a ese imputado, salir a trabajar medio tiempo o realizar alguna actividad distinta.

Este sistema está hecho desde el inicio que comienza el proceso, para defender y proteger a los que cometen los hechos, la víctima tiene que cargar en sus hombros todo, para lograr que el proceso no se le caiga en el transcurso y luego de que se pasa años entre reenvíos y todo el malestar y logra conseguir condena, entonces ya a los pocos años se cumple la mitad de la pena, y tiene entonces que estar cuidando que el interno e imputado no salga de forma tan alegre.  Porque la teoría,  no es sancionar sino reeducar solamente.  Y entonces, ¿Cuál es el mensaje que se envía?

Hemos visto, en diferentes jurisdicciones en las que hemos tenido que estar presente en los últimos años, como San Francisco de Macorís, La Vega, y San Cristóbal, en múltiples ocasiones, que si la víctima se descuida o no comparece y busca justificar que todo lo ocurrido a su persona o familia, aún no ha sido sanado ni resarcido en el aspecto emocional y de justicia, dígalo alto, que es para fuera que va. Sin importar todo lo que supuso para usted y su familia, lograr condena definitiva, más el tener que revivir una y otra vez, los hechos. Pero, esto por lo regular, no tiene valor ante ciertos Jueces y más, si quien ha sido afectado no comparece.

En ocasiones, si hay descuido, es posible que la víctima haya cambiado de domicilio donde sería notificada o le colocan una dirección que no corresponde en nada ni tiene relación alguna con la persona afectada, y al momento de conocerse la Libertad Condicional, se indica que ya la parte fue citada pero que no compareció, como si no tuviera interés y por lo regular, se otorga este beneficio a favor del interno y condenado.

Entonces, no nos dio ninguna sorpresa el hecho de haber visto lo que al inicio indicamos de Chuky y que ya con cinco años un juez de Ejecución de la Pena de San Cristóbal le había, alegremente, otorgado la libertad Condicional. Y ¿Dónde terminó este individuo, muerto por asuntos ligados al crimen organizado? Como víctima de un atentado, igual como lo fue contra David Ortiz.

Nuestra experiencia vivida en estos últimos cinco años teniendo que asistir una y otra vez, en distintos puntos del país, es solo movido por la responsabilidad que nos corresponde frente a la sociedad dominicana y nuestra familia. El sistema debe ser más garantista también para las víctimas, sea a las personas físicas, como para la sociedad.

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