El tiempo es indetenible y sin marcha atrás; aunque la Naturaleza nos lo proporciona gratis, cada segundo cuenta para las realizaciones, eso indica, que un elegido para gobernar o desempeñar cualquier función, debe programar sus ejecutorias antes de asumir.
Parece que fue ayer, pero el presidente Abinader, cumple su primer año de gobierno. Como siempre, buscamos resaltar las luces y sombras de los gobernantes en cada año agotado del cuatrienio. Muchas cosas pasamos por alto al evaluar este periodo.
Por las condiciones especiales en que asumió, atacado por la Coronavirus y sus estragos devastadores. A eso agregamos, su inexperiencia frente al Estado, pues, aunque desde joven administra bienes familiares, nunca estuvo al frente ni siquiera de un distrito municipal, donde elaboraría presupuestos, que dividiría en capítulos.
Donde tendría que lidiar con intereses corporativos, como los que se envuelven en la administración de una familia tan numerosa de un Estado, tenido por muchos, como el animal cazado por la fiera, que luego aparecen buitres reclamando su porción.
Por lo tanto, al hijo de José Rafael Abinader, el pueblo le pasará por alto algunos errores, pero debiendo cuidarse, no laceren la conciencia de una ciudadanía que demanda soluciones de problemas acumulados por décadas.
Por eso, comienza a pedir cabezas de empleados que no han exhibido buen desempeño, una dificultad para el presidente, por compromisos contraídos con figuras políticas dentro y fuera de su partido.
Incumbentes como el de Agricultura, Medio Ambiente, Industria y Comercio, entre otros, la población quiere verlos fuera del tren administrativo. A ellos atribuyen que en poco tiempo el gobierno parezca viejo desde su inicio.
Escándalos de servidores importantes provocan una mala percepción de la gente frente al gobierno. Otra preocupación no menos importante de la población, son los constantes préstamos, endeudamiento que ya supera el 70% del PIB.
Hasta Leonel, el mejor aliado que ha tenido Luis, le reclama al respecto, y aunque intentan descalificar al líder opositor, lo cierto es, no les faltan razones, y dice la verdad. En cuanto la pandemia, su éxito consiste en la vacunación, que coloca a República Dominicana como uno de los que más inmunizados tiene en Latinoamérica.
Pero sobre el servicio hospitalario, ahí desaprueba la materia, donde la gente dice estar recibiendo una atención deprimente en estos centros sanitarios. La canasta familiar, sus precios rompen récor y tienen a las familias desesperadas.
Las ayudas sociales fueron recortadas, y no se explica, el presidente esté ofreciendo obras de infraestructuras no prioritarias, como si estuviera en campaña, cuando lo primero es alimentar y garantizar salud a una población perturbada psicológica y emocionalmente.
Su punto luminoso, es la lucha contra la corrupción, a cargo del Ministerio Público. Pero de esto ya se comienza a recelar, algunos creen estar asistiendo a un circo mediático, lo peor que pudiera sucederle a esta nación que sueña con sacar esa lacra de las instituciones.
Otro logro del mandatario, es haber mantenido estable y hasta dizque en crecimiento la economía, gracias, no aceptó las pretensiones de compañeritos que buscaban el Banco Central, para tomarlo como botín, y dejó en el cargo a Valdez Albizu, evitándose la debacle con una inflación descontrolada.
El plazo implacable regido por el tiempo, le recuerda a Abinader, que tiene dos años y medio para replantearse una administración que sintonice con la población, colocando funcionarios comprometidos con la moral y lo ético, si desea salir aplaudido de palacio.
Twitter, @alexalma09