«De mis recuerdos de infancia ha quedado grabada en mi mente la imagen de aquel señor que apaciblemente transitaba las calles de Santiago montado en su bicicleta negra, de cuya parrilla colgaba su más útil herramienta, su más preciosa prenda: su inseparable violín»
(Pengbian Sang )
El Himno Normalista, de la autoría de nuestro recordado maestro de música, Apolinar Bueno, más que un himno es el hoy un canto a la nostalgia para cada uno de los que cursamos estudios pedagógicos en la desaparecida Escuela Normal ¨Luis Núñez Molina¨, de Licey al Medio, Santiago.
Todavía recuerdo al maestro, con su eterna paciencia, rumiando su ¨pique¨ o molestia en el amplio salón de la cocina del prestigioso centro educativo, con unos estudiantes (mis compañeros y yo) cuasi adolescentes que bajo ninguno de sus llamados le poníamos el ¨asunto¨ que él demandaba cuando violín en manos genialmente interpretaba los más diversos himnos escolares, incluyendo, en primer orden, nuestro nunca olvidado «Himno Normalista». Las sesiones de canto se llevaban a cabo todos los lunes en las primeras horas de la mañana.
Todavía recuerdo su implorante y calmada voz dirigida a la profesora Herminia Pérez Vda. Pimentel (doña Mamina), la eternamente recordada maestra y entonces subdirectora del plantel:
– « Por Dios, doña Herminia, dígales algo a estos muchachos…»
Se trata, el referido himno, de un canto que formó parte de nuestra existencia académica durante los dos años de intensos estudios pedagógicos que duró nuestra permanencia en el prestigioso centro de formación de maestros¨, por cuanto teníamos que entonarlo en cada uno de los actos solemnes que allí se celebraban.
¿Quién fue Apolinar Bueno?
Apolinar Bueno Torres: nació en Santiago de los Caballeros el 15 de abril de 1914. Compositor, arreglista y director coral, está considerado como uno de los más afamados músicos de la Ciudad Corazón y del país. Fue director de la Escuela de Bellas Artes, Santiago, miembro fundador de la Orquesta Sinfónica de la Tabacalera y fundador – director del coro José Ovidio García, considerado en su momento uno de los más prestigiosos de la República Dominicana. En este inició sus estudios musicales el afamado tenor dominicano, nativo de esta ciudad, Henry Ely.
Pero no solo Ely. Apolinar Bueno fue también quien descubrió el talento musical y el perfil lírico –vocal de Maridalia Hernández, una de la voces de mayor relieve con que cuenta el canto popular de nuestro país.
Definido por su exalumno y también destacado músico, Pengbian Sang, como un ¨Héroe anónimo de la música dominicana¨, don Apolinar Bueno forma parte de la cosecha de grandes músicos que nacieron o se establecieron en la provincia de Santiago y en cuya lista se registran nombres del prestigio artístico de Juan Francisco García (Pancho), Julio Alberto Hernández, José Ovidio García, Luis Alberti, Margarita Luna, Ramón Emilio Peralta, Aida Bonelly de Díaz, Julio César Curiel y Hussaíno Germosén, entre otros.
Fue maestro de violín, viola y violoncelo. Además de estos tres instrumentos sinfónicos, tocaba guitarra y contrabajo.
Pengbian Sang, bajista, arreglista, violoncelista y uno de los discípulos aprovechados del profesor Bueno, dice de su maestro lo siguiente:
«Además de los fuertes lazos afectivos que unen a mi familia con la familia Bueno Collado, la figura de don Apolinar tiene un peso en mi vida como músico que creo que ni él mismo nunca se imaginó. De mis recuerdos de infancia ha quedado grabada en mi mente la imagen de aquel señor que apaciblemente transitaba las calles de Santiago montado en su bicicleta negra, de cuya parrilla colgaba su más útil herramienta, su más preciosa prenda: su inseparable violín. Con él iba a nuestra escuela a contagiarnos su amor por la música. Nos divertía imitando “la sirena de las doce” y nos enseñaba aquellos hermosos himnos escolares que cantábamos gozosos, vestidos con nuestros horrorosos uniformes color kaki, en aquella casona de madera que llamábamos la “Escuela Anexa”» (Hoy, 8 de enero del 2008)
Y continúa Penbiang:
« Don Apolinar dirigía el Liceo Musical José Ovidio García (“Escuela de Bellas Artes” le decíamos todos). Allí, con su paciencia casi china, manejaba los escasos recursos con que contaba para enseñar su especialidad: el amor por la música»
Para el padre César Hilario, director del Orfeón de Santiago, Apolinar Bueno era un músico de sólida formación y un compositor de fina sensibilidad.
Falleció el profesor Apolinar Bueno en su ciudad natal, a los noventa y tres años de edad, el día 18 de diciembre del 2007. Y como sucede con los grandes hombres a quienes la fortuna no les acompañó, de su muerte ni una nota se publicó en la prensa nacional. Mas los que como yo y mis condiscípulos o miembros de mi promoción magisterial de la Normal Núñez Molina tuvimos el privilegio de saborear el dulce néctar de sus sabias lecciones, hoy sentimos el orgullo de haber tenido como maestro a este verdadero «héroe anónimo» del arte musical dominicano.
HIMNO NORMALISTA
Por: Apolinar Bueno
« ¡Hosanna! normalista,
cantemos a la escuela,
que rauda el alma vuela,
de suave ritmo en pos.
¡Hosanna! ¡Hosanna! ¡Hosanna…!
cantemos sin demora ,
que ya llegó la hora,
de levantar la voz.
De la escuela en las aulas austeras,
recibimos la luz del saber,
y a las pruebas de examen severas,
nos impone la ley someter.
Infantiles los ecos alcemos,
nuestro canto al son del laúd,
y al probar que aprendimos, cantemos,
del maestro la ciencia y virtud »