Dama de pausado hablar, calmada, emitiendo su alta voz en silencio, como quien vive una paz interior a plenitud, que disfrutó el mundo, sin necesitar mucho de él. Alguien, que tampoco necesitó del poder para sentirse humana, llegó a Los Estados Unidos, en busca de las oportunidades imperecederas.
Este 21 de julio, partió a sus 95 años, satisfecha del deber cumplido, rodeada de una pequeña-gigante familia, que testimonia su condición de mujer esforzada. Cual heroína anónima, termina en un cementerio común, en lugar de uno privado.
Hasta donde se diferencian las «clases sociales», siendo fiel a la sencillez de un elevado espíritu. El poder de su hijo menor, tres veces presidente, la sorprendió viviendo modestamente y en ese mismo lugar deja la tierra, no la recuerdo subiendo o bajando las escalinatas del palacio, pocas veces la vi en el foco de los medios.
Alejada de los escenarios, sin ruido alguno, honrando la prudencia de su recia personalidad. Jovencita, emigró a New York, con dos niños, el mayor tendría cinco años, y el profesor, Leonel Fernández, si mal no recuerdo, uno, o dos añitos. Madre soltera, que para “morir” llena de esa paz, llevaba dos trabajos.
Su primogénito, Dalcio, el mundo exterior dominicano ni le conoce, hombre de bajo perfil, su nombre sale pocas veces en la prensa; y cuando ha sucedido, es porque lo menciona su hermano. En los gobiernos de Leonel, nunca se escuchó mencionar en un cargo público, ni que usara la influencia familiar para aprovecharse del Estado.
Los hombres, no construyen un legado hablando, si no, con determinación, porque los hechos dicen más que un millón de palabras vagas. Alcanzar la altura académica de sus hijos y la formación familiar exhibida, debe tener una base que sólo puede sustentarlo el ejemplo de madre comprometida con sanos valores.
Ella, debió trabajar duro, no sólo empleando la fuerza física en un hospital o factoría, si no, en lo mental y emocional, para lidiar con adolescentes en el denominado (Bajo Mundo), donde pulir un producto acabado conlleva grandes desvelos.
Porque, la primera incidencia negativa aparece en las aulas, pues como ya he dicho en entregas anteriores, las pandillas, gangas y grupos violentos en New York, nacen en las escuelas. Resulta de gran satisfacción, marcharse dejando un fruto bien labrado, moldeado en semejante ambiente, que como dijera el político, frente a su féretro, sienten el compromiso de no defraudar tan loable esfuerzo.
Las madres, poseen el poder místico, para dirigir a los hijos, sus palabras quedan sembradas en la conciencia del vástago por siempre. De eso soy testigo, mi madre murió siendo un niño, pero esas palabras y deseos de lo que ella quería yo fuera, nunca desaparecieron de mí, y lo de doña Yolanda, no sería diferente.
Decía el exmandatario, que, al verse abrumado por cualquier situación estando en el poder, recurría a ella en busca de sabios consejos, y es que, una madre no necesita lo académico para bien orientar. No tengo ni idea, si la mía, pisó la puerta de una escuela, y siendo así, menos sé, quién le dijo que mi grandeza debía buscarla a través de los estudios. Al líder de Fuerza del Pueblo, mis más sinceras condolencias, extensivas a su familia, la vida es incompatible con la “muerte”, y esta sólo sirve para esa Alma continuar su vuelo.
Twitter, @alexalma09