Cuando nuestros atletas se destacan en una competencia, sobre todo, en el extranjero, es que descubrimos cuánta injusticia hemos acumulado en nombre de la democracia, cómo, quienes se esfuerzan por el país, sufren el desprecio social.
Excepto Félix Sánchez, que no es producto netamente dominicano, quien sólo por su familia inculcarle la dominicanidad, quiso representarnos en Atenas 2001, nuestros deportistas compiten con el corazón y deseo de triunfar.
Marileidy Paulino, es una más, que salta a la palestra desafiando la marginalidad en que creció. Hoy, medios de comunicación les reservan primeras planas, como si estos también hubiesen optado por poner a prueba su grandeza espiritual.
Como si nunca antes, la prensa se percató del estado de abandono en que vive en ese rinconcito del Sur, donde están los Guerrero, sobre todo, Bladimir, con un asiento en el paseo de la inmortalidad del beisbol. Con suficiente recurso, como para crear una institución que acoja a quienes, como ella, buscan la gloria deportiva.
Tampoco sabía, en su casa, ni siquiera un televisor tenían. Nada extraño, pues tenemos cientos de grandes figuras del beisbol, con mucho dinero, pero con poca sensibilidad social. Incapaces de aportar algo, para que jóvenes, que como ellos mismos, vienen de extractos sociales pobres y puedan cambiar de vidas.
En ese aspecto, los artistas, son más desprendidos, se identifican más con su pueblo. Dan oportunidades a quienes buscan entrar a sus géneros, sea bachata, merengue y los llamados merengueros de calle.
No es primera vez, que conocemos sobre las precariedades de nuestros atletas al tener buen desempeño compitiendo fuera. Y pensar, que un exdiputado y maestro, pudo declarar miles de millones de pesos en una declaración jurada de bienes, entonces es cuando vemos, que la corrupción es más criminal de lo que parece.
Tanto, que no les permite a funcionarios como el de deportes, censar a sus atletas, conocer sus necesidades y reclamar mayor presupuesto con lo que pueda mitigar la deprimente condición en que viven muchos de ellos.
Dependencia, que dilapida tantos recursos, privilegiando a políticos, que nada aportan a los deportistas; ahí la grandeza de Cuba, una nación acorralada por el poder imperial, pero en cada competencia sale por la puerta grande.
Porque allí, el dinero del pueblo no se lo pueden robar empresarios, militares, ni políticos, mientras en la tierra de Caamaño, el Estado es cual piñata, para compañeritos vivir bien sin trabajar.
Llena de vergüenza, la realidad que vive la joven, y como ella, casi todos los demás. Y nos preguntamos, viviendo en tal situación, ¿Tendrá su señora madre para pagar un servicio de cable e internet? ¿Contará con energía eléctrica, para usar un televisor?
No pretendo culpar a las presentes autoridades de estos males, porque aparte de ser algo irresponsable, superaría lo politiquero, y no es mi caso, sé, son males acumulados durante décadas, y que el actual presidente trabaja para tratar de cerrar un poco la brecha entre la desigualdad y los que más tienen.
A la prensa, los políticos, ni al empresariado, les preocupa que los deportistas tengan que salir a competir sólo con el corazón y aferrados a mitos supersticiosos, desarropando la miseria en que los margina la sociedad.
Felicidades, al equipo de beisbol, a Marileidy, Luguelín, Anabel, Lidio Félix, Alexi Ogando, Fiordaliza Cofil, Zacaría Bonnat y Crismery Santana. Gracias por dar lo mejor de ustedes.
Twitter, @alexalma09