Los textos clásicos tienen una cualidad que es su vigencia. A
pesar del esfuerzo insano llevado a efecto en distintas épocas de
expulsarlos como herramienta importante para la formación del
conocimiento integral en las nuevas generaciones, como está
ocurriendo de manera aviesa con estos y otras disciplinas.
Me refiero específicamente en la cultura occidental, al conjunto
de obras de la literatura clásica griega, desde los atribuidos a Homero
en el siglo VIII antes de Cristo hasta Roma. En esa literatura clásica
hay continuas referencias de dioses, héroes, figuras
mitológicas…Una de las más representativas de ellas es: Sísifo.
Sísifo, fundador de Corinto, sigue estando presente en nuestros
días. “De él se dice que fue uno de los hombres más astutos”…listos.
Ambicionaba tanto el dinero que, para conseguirlo, recurría a
cualquier forma de engaño… (comparo esas dos cualidades: astucia
y ambición por el dinero, con la “viveza criolla”).
En consecuencia, fue condenado por los dioses a un castigo
ejemplar: “a empujar perpetuamente una enorme roca por la ladera de
una montaña empinada para, una vez en la cima, que la gran roca
cayera hacia el valle. Sísifo debía volver a subirla y así
indefinidamente”.
A lo largo del tiempo, esto ha sido interpretado en distintas
disciplinas y adquiriendo distintos significados. El poeta y filósofo
romano Lucrecio, sobre la lucha por el poder: “La piedra que rueda
este personaje mitológico es por el poder que quieren alcanzar los
políticos”. Un ensayo filosófico escrito por Albert Camus…Un poema
sobre Sísifo “visto como un héroe”, escrito por Charles Baudelaire…
Mi versión sobre el símbolismo de Sísifo Io relaciono con las
sociedades de escaso nivel cultural, que pretenden vanamente
alcanzar el desarrollo solamente con astucia y ambición, dando la
espalda a la cultura. Además, con una educación trunca que lleva a la
frustración manifestándose en violencia, inseguridad, avaricia,
emigración, corrupción…
Una sociedad así está condenada por a no salir del
subdesarrollo por la inconsistencia de subir y a bajar siempre, por el
peso de la piedra de la ignorancia…Cada vez que está cerca de la
cima del desarrollo, cae de nuevo porque le faltó cultura.