Las fiestas populares tradicionales han ocupado un lugar importante en la vida de los pueblos. Son aquellas que conmemoran u honran determinadas hechos históricos o religiosos, etc…En este aspecto, la cultura dominicana es rica y variada. Unas son más populares que otras. Unas son locales, otras provinciales y las nacionales. Muchas han experimentado cambios en el tiempo tanto positivos como negativos.
Así sucedió con el Día de san Andrés, una festividad, otrora muy popular, que tuvo sus orígenes en nuestro país desde la época de la colonia “donde la gente salía a la calle y se tiraba polvo, talco o harina”. En el calendario litúrgico está consignado el 30 de noviembre de cada año, porque esa fecha evoca cuando el Apóstol Andrés fue ¨amarrado a una cruz en forma de X, y allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban¨…
Relacionado con esa festividad en Santiago de los Caballeros, el destacado historiador Lic. Edwin Espinal Hernández, de la Academia Dominicana de la Historia, nos ofrece algunos datos interesantes: 1. “A fines del siglo XIX, el día de San Andrés, despojado totalmente de su sentido religioso, transcurría entre bailes y juegos en los que se mojaba la gente, por lo que llegó a ser prohibido en 1892 por el gobernador Perico Pepín”.
2. A principios del siglo XX la fecha del 30 de noviembre se encontraba dentro del período previo a la Navidad. Y 3. El juego en las calles fue prohibido consecutivamente en 1904, 1905, y 1907, por lo que su celebración se limitó a casas y clubes privados hasta caer en desuso.
Años más tarde, sin embargo, la festividad resurgió con las mismas dos variables: una en las calles durante el día, en donde el pueblo participaba tirando polvo o harina; y, la otra, por las noches, donde los centros sociales de clase media y alta, realizaron los famosos “bailes de San Andrés”, exhibiendo un derroche de vestuarios predominando el color blanco. Del polvo talco se pasó a tirar agua, de ahí a tirar huevos o cualquier cosa…hasta degradarse con tal violencia, que constituyó un peligro para la ciudadanía. Si hubiese existido una política cultural efectiva, quizás pudo evitarse esa situación.
Por otra parte, en los últimos tiempos se han fortalecido otras, festividades producto de la transculturación, por ejemplo: la Fiesta de “Halloween” (Noche de Brujas) y el “Thanksgiving Day” (Día de Acción de Gracias). Ambas en el mes de noviembre y de EE. UU.
Esa desaparición se debe, en parte, al empobrecimiento de nuestra Identidad Nacional, a cargo de las instituciones correspondientes. Para compensar los efectos de la transculturación, es necesario, pues, fortalecer la Cultura Nacional.
Las fiestas populares tradicionales han ocupado un lugar importante en la vida de los pueblos. Son aquellas que conmemoran u honran determinadas hechos históricos o religiosos, etc…En este aspecto, la cultura dominicana es rica y variada. Unas son más populares que otras. Unas son locales, otras provinciales y las nacionales. Muchas han experimentado cambios en el tiempo tanto positivos como negativos.
Así sucedió con el Día de san Andrés, una festividad, otrora muy popular, que tuvo sus orígenes en nuestro país desde la época de la colonia “donde la gente salía a la calle y se tiraba polvo, talco o harina”. En el calendario litúrgico está consignado el 30 de noviembre de cada año, porque esa fecha evoca cuando el Apóstol Andrés fue ¨amarrado a una cruz en forma de X, y allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban¨…
Relacionado con esa festividad en Santiago de los Caballeros, el destacado historiador Lic. Edwin Espinal Hernández, de la Academia Dominicana de la Historia, nos ofrece algunos datos interesantes: 1. “A fines del siglo XIX, el día de San Andrés, despojado totalmente de su sentido religioso, transcurría entre bailes y juegos en los que se mojaba la gente, por lo que llegó a ser prohibido en 1892 por el gobernador Perico Pepín”.
2. A principios del siglo XX la fecha del 30 de noviembre se encontraba dentro del período previo a la Navidad. Y 3. El juego en las calles fue prohibido consecutivamente en 1904, 1905, y 1907, por lo que su celebración se limitó a casas y clubes privados hasta caer en desuso.
Años más tarde, sin embargo, la festividad resurgió con las mismas dos variables: una en las calles durante el día, en donde el pueblo participaba tirando polvo o harina; y, la otra, por las noches, donde los centros sociales de clase media y alta, realizaron los famosos “bailes de San Andrés”, exhibiendo un derroche de vestuarios predominando el color blanco. Del polvo talco se pasó a tirar agua, de ahí a tirar huevos o cualquier cosa…hasta degradarse con tal violencia, que constituyó un peligro para la ciudadanía. Si hubiese existido una política cultural efectiva, quizás pudo evitarse esa situación.
Por otra parte, en los últimos tiempos se han fortalecido otras, festividades producto de la transculturación, por ejemplo: la Fiesta de “Halloween” (Noche de Brujas) y el “Thanksgiving Day” (Día de Acción de Gracias). Ambas en el mes de noviembre y de EE. UU.
Esa desaparición se debe, en parte, al empobrecimiento de nuestra Identidad Nacional, a cargo de las instituciones correspondientes. Para compensar los efectos de la transculturación, es necesario, pues, fortalecer la Cultura Nacional.
Lincoln López