La semana pasada nos invitaron a un programa para que trataremos el tema de los Condominios y las diversas situaciones que se pueden presentar en torno a dicha figura que le da vida jurídica la ley 5038 del 21 de noviembre del año 1958, la cual ha sufrido algunas modificaciones con la ley 108-05 sobre Registro Inmobiliario y ciertos reglamentos. Precisamente, ahora en este mes cumple un año de vigencia, la cual debería ser adecuada, asumiendo muchas de las modalidades que en ese entorno se realizan.
Ahora bien, son muchas las situaciones que se presentan alrededor de la convivencia bajo la modalidad de Condominio, simplemente, porque el mismo desorden que vemos en otras aspectos como en el tránsito, es lo que se presenta en el lugar donde las personas habitan.
La experiencia nos ha mostrado, que lamentablemente, el dominicano, no se asimila a vivir en Condominio o en comunidad, porque, primero desconoce sus derechos y segundo, sus deberes y responsabilidades.
Se asume, que todo aquello que es común debe respetarse, principalmente el tema del pago de la cuota de mantenimiento con la cual sobrevive el presupuesto colectivo de todos los que conviven en el mismo espacio. Sin embargo, aún son muchos los que se juegan con ese asunto, olvidando que pueden perder un inmueble por deudas de esa naturaleza. Existen decisiones de los tribunales, principalmente del Constitucional, que ha emitido algunas que regulan esto indicado más arriba, como el caso de una administradora que procedió a colocarle una caja a la salida del agua de uno condómine porque estaba atrasado en las cuotas, el tribunal falló a favor del señor, porque entendía que existen los mecanismos para la cobranza, sin tener que quitarle el derecho al acceso al agua.
Y así, existen otras, con relación a las cámaras de seguridad, en la que se instalaron algunas frente a frente a la puerta del apartamento de una joven, ésta llevó una acción y le fue acogida, porque violaba su derecho a la intimidad, porque dicha tecnología estaba colocada directamente a su entrada particular.
Parte de los problemas se suscitan porque, la mayoría de las constructoras, no cumplen con entregar a los adquirentes los Estatutos y reglamentos que regirán ese Condominio o residencial. Y mientras van pasando los años, y se van vendiendo uno y otra unidad, van desconociéndose todo aquello que regula la organización del proyecto. Es por esto, que muchos que se mudan o compran o alquilan, no reciben las directrices sobre las cuales debe manejarse cada quien, frente aquello que es común.
Se da todo tipo de situaciones, con los parqueos; hasta con la sencillez del color de una pintura; con los perros; el ruido; la hora en que se deben realizar mudanzas o trabajos dentro de los apartamentos y que no resulten molestoso para los demás. Todo es, principalmente, porque muchos desconocen sus derechos pero peor aún, sus deberes y obligaciones. Porque la gente por lo regular solo se aprenden lo que son sus facultades, pero no a lo que están obligados a cumplir.
Aparece también personas, que en vez de mantener la buena convivencia, prefieren adentrarse al camino del conflicto, porque asumen que todo se trata de quién gana o pierde una discusión, y no de llevarse bien.
Cada Condominio, se asume tiene sus Estatutos que lo rigen y solamente tienen que respetarse las reglas de juego y también el respeto a cada quien. Y siempre asumiendo la buena actitud para resolver todo con el menor o ningún conflicto. La muestra de vivir en residenciales y comunidades, son espacios pequeños de lo que es hoy nuestra sociedad, en la que pocos respetan el derecho ajeno y que se traten con decencia. Donde cada quien asume más el desorden y el conflicto que la buena convivencia.
Tal como indicamos en dicho programa, lo que más recomiendo es que sea un administrador externo que tenga el control en un espacio común, para evitar roces indeseables entre vecinos o que usted, que tiene esa responsabilidad, se puede encontrar con enemigos gratuitos que usted ni sabe que lo tiene, simplemente, porque usted está buscando lograr el mejor objetivo para lo que es y resulta ser común.
José Jordi Veras R.