Opinion

Con mensajes así

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Hace poco, estuvimos leyendo una noticia en la que se señalaba que la jueza, Francheska Potentini, de la Quinta Sala del Tribunal Especial de Tránsito del Distrito Nacional, había condenado a tres años de prisión a un imputado tras ser encontrado culpable de ocasionarle la muerte  de quien en vida respondía al nombre de Nicolás de la Rosa Ogando, durante un evento de tránsito que había ocurrido el 13 de agosto del año 2023.

Esta sanción debía ser cumplida en el Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo Hombres. Además, fue condenado al pago de una multa equivalente a 50 salarios mínimos.

El hecho había resultado de que el imputado andando en una de las avenidas de la ciudad de Santo Domingo, se fue en su motocicleta en rojo, y al intentar cruzar una intersección colisionó a la víctima que también andaba en un motor, resultado éste último con golpes en la cabeza, lo que posteriormente le provocó la muerte.

De acuerdo a una investigación exhaustiva realizada por el procurador fiscal, investigador y litigante, Alfredo Valenzuela, éste logró determinar que el imputado andando de manera imprudente, se fue en rojo en la luz y esto fue posible determinarlo por un informe técnico realizado por el Departamento de Análisis del 9-1-1, se identificó la motocicleta que se había cruzado la avenida mientras el semáforo estaba en luz roja.

Esta información a simple vista, puede parecer algo cotidiano y hasta sin mucha importancia a nivel de impacto como noticia, sin embargo, queremos resaltar varios factores en este hecho, y son los siguientes:

1) El trabajo conjunto del fiscal, el 9-1-1 que por realizar su labor pudieron identificar el imputado. Y que se le diera seguimiento a esta investigación, en un hecho en el que estaban envueltos ciudadanos comunes y corrientes. Que posiblemente a esa audiencia fueran solamente los familiares y nadie más se habría enterado.

2) La visión de la magistrada Juez, que no actuó de forma ligera, que teniendo un hecho de esta naturaleza, procedió a ver que su decisión debía tener un mayor impacto, no solo en el imputado, sino a nivel social.  Aunque piense que nadie más pudiera enterarse, hoy estamos resaltando su trabajo. Porque este tema de las ocu-rrencias fatales en el tránsito se han convertido en una pandemia en la que cada año mueren más de 2,500 a 3,000 personas en nues­tro país. Entonces el mensaje que debe comenzar a enviarse por juzgadores y fiscales, es que se le ofrezca la importancia que merece y no seguir realizando una labor mecánica en la mayoría de los casos, sin pensar en que con cada expediente, se puede enviar un buen mensaje y para ello tiene que asumirse como un compromiso.

3) Tanto, la magistrada juez, como el fiscal, como el Departamento técnico del 9-1-1, en este caso, hicieron lo que se supone, están llamados a hacer. Pero, en un país donde no siempre las instituciones funcionan o no se organizan para hacer un trabajo conjunto, esto es digno de resaltarse como algo excepcional.

4) Qué bueno encontrar un sistema 9-1-1 y una juzgadora y fiscal, que hacen su trabajo, aún en un caso que pareciera no tener importancia, sin embargo, la sanción impuesta por la magistrada, fue asumiendo el grado de irresponsabilidad con la que actuó el imputado, que provocó la muerte de un ser humano.

Ojalá que este tipo de mensajes, se sigan llevando en cada estamento de nuestros tribunales cuando en hechos que la negligencia, imprudencia y la irresponsabilidad causen muerte de otra persona, no sean tan ligeros pensando que como son “accidentes”, hay que ser benevolente o darle “chance”, al que actúa de manera inadecuada. Buen mensaje.

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