Opinion
Con la mediocridad

Luego del anuncio del ministro de Educación donde informaba al país sobre el acuerdo al que habían arribado, el ministerio de Educación y la ADP, con respecto al tema de los incentivos hacia los profesores acorde a las evaluaciones que iban a ser sometidos, no nos equivocamos que resultó ser un balde de agua fría para todo dominicano pensante sobre la aspiración que tienen tanto uno como el otro.
A veces uno piensan dónde quedaron los grandes profesores y maestros que estimulaban al estudiante, no solo con su saber y dominio, sino con su autoridad y respeto por el comportamiento y conducta. Porque estamos hablando de notas y evaluaciones, pero también del deterioro que se ha visto en algunas zonas del país, en la que docentes teniendo relaciones con estudiantes o abusando de ellas, se ha convertido en un deporte enterarse de docentes sometidos por violadores y abusadores.
Ahora, lo que habría que preguntarse es: ¿Lo que estamos viendo a nivel del profesorado, es fruto de la descomposición que acusamos? Hasta dónde influye un profesor en un estudiante, entendemos que mucho. Es el lugar donde más pasa un estudiante, además de su hogar. Imagínense el nivel educativo que seguiremos teniendo, donde un profesor es capaz de sacar 65 o menos de 70, y es considerado aprobado acorde al acuerdo, sin embargo, a los estudiantes se les exige mucho más a que un docente y eso no puede ser.
Algo que leía en estos días, sobre el tema de la puntuación cuando expresaba, lo siguiente: “Con lo acordado, los maestros aprobarán, aunque no alcancen la meta. Los 70 puntos no son un invento. Se considera «básico» a un docente que obtenga entre 70 y 79 puntos, lo que indica que cumple con los conocimientos y las habilidades fundamentales para sus labores. Asimismo, quienes alcancen entre 80 y 89 son competentes, y aquellos con 90 o más, son destacados”.
¿Cómo pretendemos exigirle a estudiantes sobrellevar su esfuerzo a la excelencia y no quedarse en la mediocridad? Si quien lo hace es tan mediocre como el peor estudiante que no puede pasar la materia. Con qué esfuerzo o dedicación puede exigir un profesor que sólo saca menos de 70 puntos en una evaluación que lo que al fin y al cabo busca, es que le paguen más.
En eso se ha convertido el sistema educativo dominicano, una cantidad friolera de dinero dedicado a mejorar las condiciones de los profesores, pero hoy día y con esa decisión acordada, lo que muestra es que seguiremos teniendo una educación, no solo a medias, sino que la eficiencia y la profundidad de los conocimientos seguirá siendo cosa del pasado.
Ya sabemos que en lo que piensa la ADP no es más que exigir sin entregar excelencia, solo mediocridad. En alejarse aún más de educadores, como Eugenio María de Hostos y Salomé Ureña de Henríquez, pero éstos eran fruto de una sociedad distinta a la de hoy.
Lo que vemos desde la ADP, cuando hace su huelga o exigen sin ofrecer un servicio de calidad o responsable o exigiendo este tipo de acuerdos, sabemos que representa parte de lo pernicioso que sufrimos hoy día, en una educación que en vez de avanzar hacia la excelencia, siguen vientos que buscan evitarlo.