Hace tiempo que hemos externado el criterio de que en nuestras escuelas se pueda impartir educación sexual. Entendiendo, que el sistema que hoy tenemos, acorde a los números y la realidad no nos están ofreciendo una mejoría.
Hemos querido mantener como Estado una postura extra conservadora en ámbitos que influyen en lo social y estamos convencidos de que también son parte de los factores del por qué seguimos manteniendo debilidades en el desarrollo integral de la mayoría de los dominicanos.
Sabemos que el hecho de no ofrecer o querer impartir el tema antes indicado, es por las mismas concepciones que se ve como tabú el aspecto de las causales. Sin embargo, en la medida que a una minoría con poder, siga decidiendo lo que conviene a los demás es signo de que aún necesitamos seguir madurando como democracia.
Hace poco, hicimos una especie de encuesta informal, en redes sociales, de Instagram y Twitter, preguntando: ¿Si estaban de acuerdo con que se impartiera educación sexual en escuelas y colegios? Los resultados en una y otra, fueron: de 56 visualizaciones en el history, 10 votaron que estaban de acuerdo y nadie votó en contra. En la otra, hubieron 686 visualizaciones, votaron 66, de los cuales, el 94 por ciento de ellos, estuvieron de acuerdo en que se impartiera y el 6 por ciento decidieron por la negativa, respectivamente.
Estos números no son evidentemente sustanciales ni científicos ni especializados. Ahora bien, refleja lo que hemos visto en otros campos que hemos leído y hemos participado.
Aún a sabiendas de lo que indicamos, solo tenemos que hacer un repaso de las estadísticas que sí manejan instituciones nacionales como la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), el Ministerio de Planificación, y organismos internacionales como el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Banco Mundial; indican que: República Dominicana, se sigue manteniendo con la tasa más alta en America Latina y el Caribe, en embarazos en adolescentes, con resultados recientes de octubre del 2022, señalan que: por cada mil nacimientos registrados en este país, 94 corresponden a madres de entre 15 y 19 años, más del doble de la tasa mundial de embarazo en adolescente.
También primeros en la región en uniones tempranas, con estudios del año 2019, el 32% de las mujeres de entre 20 y 24 años se unió o se casó antes de los 18 años. Viendo un estudio realizado aquí, en el que se indicaba, lo siguiente; “En la actualidad, casi 200 mil niñas y adolescentes dominicanas, es decir, el 20%, están en riesgo de atravesar la experiencia del embarazo y la maternidad precoces. Solo en el 2019, nacieron 28,791 niños y niñas de madres entre los 10 y los 19 años, lo que equivale al 24.5% de los nacimientos que ocurrieron en el país, de acuerdo a datos recogidos en el Repositorio del Servicio Nacional de Salud (SNS)”.“Antes de la pandemia por el coronavirus COVID-19, 68 de cada 100 estudiantes, no recibían ningún tipo de educación en sexualidad, pese a que la iniciación sexual es cada vez más temprana, con 41% de las adolescentes dominicanas ya iniciadas”.
Esto que hemos mostrado, es la realidad dominicana, en la que a pesar de los números no son suficientes para que el Estado Dominicano asuma la responsabilidad de impartir educación sexual en las escuelas y colegios, que es una de las principales causas de todo esto y en momentos en que hoy día, como dice el indicado estudio, las adolescentes dominicanas en un 41 por ciento están iniciando más temprano en las relaciones sexuales, pero sin orientación en planificación ni de uso de anticonceptivos. . Y todo, porque seguimos permitiendo que aquello que domine, sea una forma de pensar conservadora.
Ante aquella encuesta inusual ya señalada, son muchas las interrogantes que nos arrojó y nos hizo indagar aún más en el tema, pero simplemente para seguir ratificando nuestra preocupación ante un problema que cada gobierno lo ha sabido, pero no hace lo que realmente tiene que hacer, para cambiar la realidad de millones. Un ejemplo vivo y reciente, fue el caso de Esmeralda Richiez, ante quien el desconocimiento y la falta de conciencia frente al tema, la hizo una víctima más vulnerable ante su victimario. Y hoy, es simplemente, una triste estadística más, de nuestra falta como Estado.
José Jordi Veras R.